Y, además, a veces me gusta contar la historia de cómo nació la Universidad Nacional, o de cómo era Colombia cuando nació la Universidad Nacional. En la época en la que nació la Universidad, según los cronistas, uno se podía parar en el altozano de la Catedral -como se decía- y mirando hacia el occidente se veían los nevados. No había la contaminación ambiental que hoy no nos deja verlos. La sabana de Bogotá estaba simplemente punteada por unas aldeas, una de las cuales era Bogotá; y en invierno, en marzo, en mayo y ahora en lo que sería septiembre y octubre, la sabana de Bogotá se inundaba. Los ríos de la sabana y Bogotá se desbordaban, y la gente que venía a Bogotá, los hacendados tenían a veces que esperarse hasta la noche en la ciudad y luego tomar una mula que los condujera a Fontibón o a Funza o a alguna finca, por allá, cerca de serrasuelo (inaudible). Y cuando la mula no sabía el camino, tenían que guiarse por las estrellas, orientarse por las estrellas para navegar la sabana de Bogotá, porque estaba inundado y no había caminos.
En esa época para traer un microscopio había que bajar por El Magdalena, embarcarse en Cartagena, ir hasta Europa, o hasta los Estados Unidos y luego regresar con ese microscopio, hacer el tránsito de Cartagena a Bocas de Ceniza, embarcarse a veces en un champán por el río Magdalena espantando caimanes, desafiando la malaria, a veces con sequías en el río Magdalena que paraban las embarcaciones con troncos que a veces las hundían, llegar hasta Honda y subir a lomo de indio por entre los barrizales de la cordillera para llegar a Bogotá y a veces se rompía un lente y había que devolverse por ese lente otra vez. En esa época había guerra civil. Todo el siglo 19 hubo guerra civil, y los libros que se traían -más o menos de la misma manera- servían a veces de barricadas y todavía se pueden ver los impactos de las balas en los libros de la biblioteca de San Agustín, donde estuvo preso el presidente rodeado por tropas hostiles. Se quemaban pueblos de la sabana, se violaba, se asesinaba aquí en los pueblos de alrededor de la sabana. Naturalmente no había presupuesto y sin embargo a algunas personas se les ocurrió fundar la Universidad Nacional, y la hicieron, y ahí está.
La idea era extraordinaria y fue un esfuerzo grande, pedagógico, económico y de concepción de una universidad más abierta, autónoma, de libre cátedra y moderna.
Y había una Escuela de Leyes, una Escuela de Derecho, una Escuela de Medicina, una Escuela de… (eh, ahora me está fallando la memoria). Pero bueno, a las cuatro escuelas tradicionales que eran las que venían siempre, se le añaden dos nuevas que van a ser la Escuela de Ciencias Naturales y la Escuela de Artes y Oficios. Esa es una innovación muy grande porque es salirse de las profesiones tradicionales. En La Colonia no había más posibilidades que, o ser terrateniente, o ser comerciante; y los que optaban por la educación no podían ser otra cosa que abogados -la gran mayoría-, ingenieros o médicos. Entonces, eran o sacerdotes o, sí. Entonces, esa innovación dentro de una autonomía y una libertad de cátedra; reorganizar la Universidad con nuevas profesiones y profesiones que tuvieran una repercusión inmediata en la economía.
La fundación de la Universidad se da bajo la presidencia de Manuel Santos Acosta. Responde a un gran esfuerzo pedagógico y económico, y a una necesidad de reconceptualización de la educación colombiana a nivel profesional. Este proyecto se gesta con base en la búsqueda de una universidad autónoma y de libre cátedra. Además de contar con las facultades tradicionales de Jurisprudencia, Medicina e Ingeniería, su carácter innovador radica en la creación de las facultades de Artes y Oficios y Ciencias Naturales. Todas estaban dispersas en distintos puntos de la ciudad. La institución incorpora la Biblioteca Pública, el Museo de Ciencias Naturales, el Laboratorio de Química de la Facultad de Medicina y la Escuela Politécnica, creada en 1861.